Cuando el dinero pone en riesgo la salud mental

Preocuparse por el dinero es uno de los factores que más nos privan de la felicidad individual y familiar. Las dificultades económicas más leves se reflejan en diversas patologías que afectan la salud mental. 

Caen las bolsas en el mundo y Europa experimenta un aumento en los índices de suicidio, a raíz de la crisis financiera. Según el diario La Nación, de Chile, en Grecia, en el periodo 2008-2011, se incrementaron los índices de variación del suicidio en un 17% y, en Irlanda, en un 13%, lo que convierte a estas naciones en las más afectadas por ese tipo de fenómenos.

La falta de dinero es un detonador importante de conflictos de pareja, ansiedad, angustia, depresión, estrés e inspiración suicida. Cuando falta, se ensombrece el panorama, las personas sienten que tienen poco para vivir como quieren -incluso para sobrevivir- y eso llena sus vidas de sufrimiento.

El uso que cada individuo le da al dinero provoca diferentes patologías, como la adicción a los bienes materiales, así importe poco cómo se consiguen ni para qué, por lo que, en muchas ocasiones, hace lo que sea por tenerlo. También la adicción a las compras (un deseo de gastar de forma compulsiva), es un impulso para obtener una satisfacción que suele encubrir depresión o sufrimiento.

El poder simbólico del dinero

Los riesgos relacionados con el dinero aparecen cuando este adquiere una connotación ética diferente a la que tiene: un medio de trueque. “Se desvirtúa su esencia, se le adora o se le maldice, se le da más importancia de la que tiene, opacando otros aspectos como la pareja, la familia, la salud o la comodidad”, explica la sicóloga Nubia Arango. 

“De aquel que opina que el dinero puede hacerlo todo, cabe sospechar con fundamento que será capaz de hacer cualquier cosa por este”, escribió el estadista y científico, Benjamín Franklin (1706-1790).

Para los economistas, el dinero tiene tres funciones en la sociedad: unidad de cuenta (mide el valor de un bien o servicio en el mercado), depósito de valor (la preservación a través del tiempo del valor de los activos convertidos a dinero) y medio de cambio (aceptación generalizada como un medio válido de pago).

Pese a que vivimos en un mundo donde abunda la riqueza, cada día nos vemos rodeados de más pobreza, desigualdad e inequidad. La calidad de vida no se mide en función del dinero, consiste en que las necesidades básicas estén satisfechas, en la esperanza de vida de los individuos y en las oportunidades que tenga.

Una relación sólida con la familia y una buena salud contribuyen más a la felicidad que el dinero.

Inteligencia financiera

Las creencias sobre el dinero determinan lo que una persona puede lograr a lo largo de su vida. Se parte de abandonar la ingenuidad financiera, derrumbando pensamientos como “es el que mueve al mundo” o “es el causante de todos los males”.

Lo primero que se debe hacer es cambiar la mentalidad respecto al dinero, pues todos los problemas financieros tienen solución:

• Gaste menos en cosas superfluas o en placeres momentáneos.
• Prepare un presupuesto personal o familiar de ingresos y gastos.
• Un ahorro mayor mejorará sus perspectivas a mediano y largo plazo.
• Invierta con cuidado y esfuércese para alcanzar la independencia financiera.

El objetivo necesario de la inteligencia financiera es que los individuos lleguen al punto en que cuenten con el dinero suficiente para no tener que preocuparse por este en otra oportunidad.

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Por Juan Diego Restrepo Toro
Periodista Medios Saluda
j.restrepo@comunicaciones.udea.net.co