25 de enero de 2015

Mike Bellami, El Hombre A Quien El Dinero No Hizo Feliz




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Mike Bellami es un hombre que solía trabajar en un almacén de revistas, libros y tiras cómicas ordenando el material que cada día llegaba. Siempre se quejaba de su labor y su salario, pero nunca hizo nada por cambiarlo; así duró más de cinco años hasta el momento en el cual conoció a un hombre bastante desarreglado pero sonriente. Esta es su historia:

—Se te ve muy infeliz —dijo el viejo sentándose en la banca donde Mike se ubicaba.

—¿Te importa? —respondió Mike ofuscado y ofendido por la presencia del anciano.

—Esa pregunta debería ser para ti.

—¿Qué quieres decir, viejo?

—Cada día después del trabajo te veo sentado aquí haciendo lo mismo una y otra vez: fumas y tu semblante siempre es malhumorado, entonces, ¿te importa?

—No me importa. Estoy aburrido de esta vida.

—¿Por qué?

—¡Por qué!—repitió Mike con brusquedad—. No tengo nada: mi salario es horrible y no alcanza para lo que quiero, además las deudas me tienen al borde de un colapso.

—¿Entonces el problema es el salario?

—Supongo. Si fuera más alto podría hacer muchas cosas y comprarme una casa grande.

—Regresa al trabajo. Le pediré al administrador de la tienda que te suba el salario.

Mike se rió.

—¿De qué hablas?

—Yo soy el dueño de este y muchos más almacenes.

—No te creo, viejo.

—Trabajas para mí desde hace más de 5 años; es más, recuerdo que tu primer día de trabajo fue el día de San Valentín.

—¿Cómo lo sabes?

—¡Ya te lo dije! Nos veremos en dos años aquí a la misma hora —afirmó el anciano levantándose para irse.

—¡Espera! ¿Cómo sabes que estaré acá?

—Llevas cinco años haciendo lo mismo y no te has ido aún, ¿lo harás ahora con un salario muchísimo mejor?

El viejo se perdió entre un montón de carros acumulados por el tráfico. Mike no creía nada de lo que escuchó y no descartó que se tratara de un anciano demasiado loco. Al mes de trabajo recibió un cheque con el 500% de aumento; él se lo comunicó al administrador ratificándosele que no había problema: ese era su nuevo salario. Mike se puso muy feliz y durante dos años gastó su dinero; sin embargo, estaba sentado de nuevo en la banca de siempre con las mismas sensaciones:

—¿Y bien? —preguntó el anciano.

—¡Ya vienes a torturarme!

—Solo te he ayudado.

—¿Ayudarme?

—Claro, he hecho todo tal cual has querido. La cuestión es por qué sigues tan infeliz. ¿No has comprado la casa?

—Sí, lo he hecho, pero es muy grande para mí solo. La he arrendado y he regresado a mi pequeño apartamento.

—¡Eres raro!

—¿Por qué lo dices?

—Eres el único joven que ha trabajado para mí haciendo la misma labor durante 7 años. Cuando hablamos la última vez, me dijiste que el problema era el salario y te lo subí, incluso ahora ganas más que el propio administrador; si esa era la razón de tu infelicidad, ¿por qué estás así? ¿No tienes acaso una casa grande y un montón de cosas nuevas?

—Desde que cumplí los 18 años hago lo mismo día tras día. Hoy tengo 25 y siento que si mañana muriera, nadie me extrañaría.

—Ciertamente.

—¿Crees que tengo razón?

—Así es. Si mañana murieras buscaría a otro joven y ya. Te apuesto que aceptaría el mismo salario inicial que tú tenías.

—Es como si mi vida se hubiera detenido en el tiempo desde mis 18, ¿por qué la vida es así?

—La vida no es así. ¡Tú la has decidido vivir así! Has estado engañado siempre. ¿Creíste que tu vida empezaría a valer más solo porque hay una mayor cantidad de dinero en tus cuentas? ¡Realmente eres un tonto!

—Pero si no se trata de acumular dinero, ¿cuál es la idea?

—Uno no debe trabajar por dinero, sino por pasión. ¡Mírame a mí! Tengo todo el oro del mundo y visto de manera humilde porque me gusta verme así. Siempre he hecho lo que me gusta.

—¿Y, cuál es tu trabajo?

—Desde que era un niño solo me gusta leer, así que decidí montar una cadena de almacenes que albergara mucha información en libros, revistas y tiras cómicas. Ese es mi mundo. Mi objetivo era tener toda clase de géneros para leer en un punto, y fue tanta mi pasión que al darme cuenta que una simple tienda no era suficiente, monté más y más. Nunca lo hice por dinero.

—Pero, ¿por qué no atiendes tú directamente todo?

—¿Entrarías a una tienda donde el que administra viste estos harapos? ¿Firmarías un acuerdo comercial con un tipo más inmerso en mundos ficticios que en la vida real? ¿Invitarías a alguien como yo a dar un seminario sobre cómo hacer dinero cuando aún no entiendo el porqué me cobran impuestos? Oye, ¿de verdad no lo entiendes todavía?

—¡Algo!

—Mi pasión es leer y la he seguido tan fervientemente que el dinero me llegó como añadidura. ¡No me importa en absoluto! Si me dices que te aumente el salario 1000 veces lo haré, pero, ¿serás feliz con eso? ¡Lógicamente no! Nunca has seguido tu pasión y por eso eres infeliz. A mí no me gustan las reuniones, por eso tengo gente que estudió para eso y les gusta hacerlo, ¿qué sentido hay en que me reconozcan como el creador de todo mi imperio si eso no me interesa? Lo único importante para mí es que a mis tiendas continúen llegando libros para leer. ¡Eso es lo que me hace feliz!

—¡Al parecer también te hace feliz “recuperar” almas perdidas! ¡Soy un tonto! ¡Gracias anciano!

Mike se alejó sonriendo y gritó desde la distancia:

—Por cierto, viejo, no olvides poner el letrero de: “se busca empleado”.

—¡Salvar una vida es cosa de héroes! —pensó el anciano sonriendo—. ¡Y más cuando se trata de tu propio hijo!

Crédito de la imagen: koffi1948.blogspot.com

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Soy una persona carismática y tolerante. Mi pasión es escribir sobre cualquier cosa interesante y animar a las personas a luchar por sus sueños. Actualmente me encuentro promocionando mi primera obra escrita: "La Lucha de las Dinastías, la esfera del destino".

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