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Los problemas que causa el dinero en la pareja


El dinero es uno los temas más conflictos en la pareja. Tener más o menos, ser un derrochador o un tacaño, resulta un handicap que sólo se puede superar con diálogo. Aunque resulte un tema desagradable, antes de iniciar una convivencia mejor ¡las cuentas claras!


El poder del dinero
Si la economía afecta a todos los aspectos de la vida es iluso pensar que las relaciones amorosas quedan fuera de su campo de acción. Son muchas las razones por las cuales una pareja puede discutir por dinero:

  • Engaños. Algunos hombres o mujeres no se atreven a contar al otro lo que están gastando fuera de las necesidades del hogar.
  • No llegar a fin de mes. La falta de dinero suele ser motivo de discusiones constantes, presiones, reproches y culpabilidades.



  • Mala administración. El vivir por encima de las posibilidades, con independencia del dinero del que se disponga, acaba haciendo mella en la relación. Forzar a alguien a gastar más dinero del que tiene es una receta para el desastre.
  • Tacañería. El ser un huraño puede conllevar a resentimientos en ambos lados.
  • Desequilibrio. También el que uno gane más que el otro puede ser fuente de problemas, cuando se utiliza esa ventaja como forma de poder.

    Estas situaciones afectan al estado de ánimo. Si no se solucionan comienzan a surgir sentimientos de angustia, agobio y tristeza, que dan lugar a un estado permanente de mal humor y susceptibilidad. Además, la intimidad de la pareja es uno de los primeros frentes que se resienten cuando el ambiente queda viciado por problemas de dinero.

    ¿Cómo es tu pareja?
    Los hombres y las mujeres reacciones de diferente manera en las cuestiones monetarias. Es importante averiguar cómo se comporta el contrario con el dinero antes de iniciar una vida en común. Existen determinadas actitudes que nos desvelan su lado más material. Ésta es nuestra clasificación.

  • El tacaño. Aquellos del ‘puño cerrado’ a los que les duele en el alma cada vez que tiene que abrir la cartera. Además de mal pagador, suele solicitar justificación de todos los gastos, la mayoría de ellos, según su criterio, totalmente innecesarios.

  • El despilfarrador. No para de hacer compras, vive al día y tiene la habilidad de multiplicar sus deudas sin necesidad alguna. Humildad cero. Ama la buena vida sin pararse a pensar el ‘cash’ del que dispone.

  • El posesivo. Cumple la premisa de ‘lo mío es mío y lo tuyo mío también’. Dispone del dinero de ambos sin complejo alguno.

  • El desinteresado. Delega todos los asuntos monetarios a la parte contraria. No se implica y no siente el menor aliciente por progresar económicamente.




  • El dinero no sabe de sexo
    Tradicionalmente el dinero lo traía el hombre al hogar y la mujer era la encargada de administrarlo. Esta situación provocaba una dependencia que ponía al sexo femenino en una clara desventaja.

    Muchos eran los hombres que utilizaba esta circunstancia para mantener bajo su control a toda la familia, de ahí que las valientes que decidían separarse ante situaciones de incompatibilidades o abusos eran las mínimas. Incluso las mujeres que venían de ‘buena familia’ veían vetados sus derechos para disponer de sus propiedades. Siempre tenían que contar con la autorización directa de un hombre (padre, hermano o marido). Esto anulaba completamente su capacidad de independencia y su futuro quedaba vendido al mejor postor.
    Afortunadamentne, esta situación ya no es así y ahora el dinero no sabe de sexo.

    La liberación económica de la mujer
    Con la revolución social y laboral de la mujer ha llegado su liberación económica. Mientras que ellos han utilizado el dinero como instrumento de poder, a ellas les ha otorgado seguridad, autonomía e independencia.

    Ahora la mujer ya es dueña de su propio destino. Y a pesar de que hoy en día esto es un tema totalmente normalizado, y de que a todos queda claro que el dinero no entiende de sexos, coexisten aún actitudes ancladas en el pasado de hombres incapaces de asumir que sus parejas dispongan, incluso, de una nómina más alta que la suya. De aquí derivan muchos de los casos de malos tratos. Al eliminarse la potestad de ejercer el poder que confiere el dinero se ha pasado al poder de la fuerza bruta.

    Hoy por hoy las responsabilidades monetarias o se comparten o se reparten entre hombre y mujer: tú la casa, yo el coche, las vacaciones e hipoteca en común… Aunque la última palabra siempre la marca el que tiene la potestad de la cuenta corriente. Como en la vida misma.


    'Tú dinero', 'mi dinero' o 'nuestro dinero'
    La familia es una unidad social que ha de tener una economía propia y bien establecida. Por ello antes de formalizar una situación se debe llegar a un consenso de cómo se va a manejar el tema del dinero en el nuevo hogar. Hay que tener muy claro si se va a hablar de “tu dinero”, “mi dinero” o de “nuestro dinero”.

    Además, no hay que olvidar que dos personas que se unen en un proyecto en común, aportan un patrimonio cuyo manejo futuro hay que determinar. Es aquí donde entra la figura legal de “régimen de separación de bienes” o “bienes gananciales”. La diferencia fundamental es que en el primer caso las ganancias de cada uno de los bienes privativos son suyas y no tiene que pedir ningún permiso al otro para hacer con ellas lo que quiera. Esto, aunque otorga independencia a las partes en el manejo de sus propiedades, puede resultar abuso cuando la diferencia entre lo que aporta el uno y el otro es tan grande que el miembro menos agraciado se vea como el “pobre” y, por tanto, en situación de inferioridad. En el caso de bienes gananciales, el que menos ingresa puede sentir que tiene una deuda de agradecimiento con el que más aporta. Encontrar el equilibrio para que no se dé ninguna de estas dos situaciones, es asegurar el éxito de la relación, al menos en el plano económico.

    Si las diferencias monetarias entre ambos miembros no son muy grandes, elegir entre uno u otro régimen solamente influye en la forma de compartir la vida.

    En definitiva, lo importante es dejar todo bien atado, comunicativa y legalmente hablando porque, ¡recuerda! si las cosas van bien en la pareja, no hay ningún problema, pero si van mal el dinero suele convertirse en uno de los escollos más importantes para finiquitar la relación.

    Los cinco divorcios más caros de la historia
  • Roman Abramovich & Irina. El empresario multimillonario conocido por ser el dueño de equipos de fútbol como el Chelsea F.C. o el CSKA Moscú, llegó a un acuerdo con su ex del que no ha querido dar detalles, por el que se dividía una fortuna de más de 16.000 millones de euros.

  • Michael Jordan & Juanita Vanoy. El baloncestista abonó 168 millones de dólares a su ex mujer, una empleada del Banco de Chicago.

  • Neil Diamond & Marcia Murphey. El cantante y compositor tuvo que desembolsar alrededor de 150 millones de dólares a su segunda mujer, asistente de producción de televisión.

  • Steven Spielberg & Amy Irving. El primer matrimonio del ‘oscarizado’ Steven Spielberg, le valió unos 100 millones de dólares a su ex mujer.

  • Harrison Ford & Melissa Mathison. El actor pagó, algo menos, unos 85 millones de dólares a su segunda esposa.




  • 10 Claves para que triunfe el amor
    Aunque ‘a priori’ amor y dinero son dos términos antagónicos, la convivencia pacífica entre ambos es totalmente necesaria si no se quiere convertir la relación en un cóctel explosivo. Por ello, si andas un poco perdida de cómo afrontar este tema, te damos algunas pautas que te pueden ayudar para que los sentimientos triunfen por encima de todo.

    1. Es importante darle al dinero su valor justo, no hay que obsesionarse ni trivializarlo.

    2. Hay que llevar un control óptimo de la economía, adecuando los gastos a las posibilidades. Decidir cuáles de ellos son necesarios y cuáles no y controlar los pagos fijos y los variables, son mecanismos muy útiles para poder llegar a fin de mes.

    3. La comunicación es la clave. Nada de reproches, sólo diálogo abierto y honesto. El no ocuparse de estos problemas sólo empeorará la situación.

    4. Hay que dejar claro lo que cada uno va aportar a los gastos comunes.

    5. También es importante compartir decisiones sobre lo que se va a gastar en asuntos no relacionados con el hogar, como ocio o ropa, y si ese dinero sale de la cuenta en común o forma parte de los gastos personales.

    6. Cuando ambos trabajáis es una buena solución mantener tres cuentas distintas: una para gastos comunes y las otras dos personales, para administrarlas al gusto de cada uno. Incluso se deben mantener dichas cuentas cuando lleguen los hijos o en el caso de que uno de los dos os quedéis sin empleo.

    7. El ahorro se consigue con una buena gestión económica. Comparar precios en distintos establecimientos o convertirse en ‘un manitas’ del hogar son trucos que ayudarán a gastar menos.

    8. Hacer una gasto extra para darse algún capricho que otro supone un aliciente para la relación. ¡No todo va a ser pagos!

    9. Si detectas algún problema como ludopatía o compras compulsivas, es necesario que busquéis ayuda de un profesional.

    10. Y, ante las adversidades, cumplir el dicho de ¡CONTIGO PAN Y CEBOLLA!

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    Terra Mujer / Amalia Panea

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