Una fractura por estrés en el quinto metatarsiano del pie derecho ha puesto en peligro la participación de Carolina Marín en el Mundial de bádminton que se disputa en Yakarta (Indonesia) entre los próximos 10 y 16 de agosto, una cita en la que la jugadora española no sólo defendería el oro logrado hace un año en Dinamarca, sino a la que también es prácticamente seguro que llegaría como la número uno del ránking mundial. Casi nada. 

Carolina lleva diez días con el pie inmovilizado y recibiendo el pertinente tratamiento médico. Hasta el próximo lunes, fecha en la que está prevista una nueva revisión, la onubense no sabrá si podrá jugar el Mundial y, en el mejor de los casos, todo apunta que no llegará a tiempo de disputarlo el cien por cien. Sin duda, todo un contratiempo después del gran año que está realizando y a pesar de todos los problemas que se ha encontrado en su propia federación. 

La campeona española ganó el 31 de mayo la final del Abierto de Australia a la china Shixian Wang y sumó su tercer gran éxito de 2015, pues en marzo conquistó el prestigioso All England y en abril hizo lo propio en el Abierto de Malasia. En Indonesia, precisamente donde se disputa el próximo Mundial, las cosas no le fueron tan bien y cayó en primera ronda, aunque las derrotas de sus máximas rivales, la china Xuerui Li y la india Saina Newhal, en este mismo torneo catapultaron a Carolina Marín al número uno del bádminton mundial. 

Un año paradójicamente complicado

"Me han amenazado y me he sentido como una porquería", dijo la campeona del mundo el pasado 25 de junio en Santander, donde participó junto a su entrenador, Fernando Rivas, en los cursos de verano organizados por el Consejo Superior de Deportes. "No me han ayudado nada, todo han sido impedimentos. Estoy muy decepcionada, no pensaba que una medalla de oro me iba a dar tantos problemas. Cuando este conflicto empezó hace diez meses ya no entendía nada. Preferiría no haber ganado el oro. Lloré mucho y he tenido que llamar a Fernando a las doce de la noche", confesó ante la atenta y cómplice mirada de Ana Muñoz, directora general del CSD.  

En la mayoría de los casos, las fracturas por estrés son consecuencia de acciones traumáticas y el resultado viene dado por una reiteración prolongada y repetitiva de fuerzas o micro traumatismos de bajo impacto. Sin embargo, y así lo indican también los expertos, el hecho de que una deportista de alta competición como Carolina se haya visto sometida a tantas presiones durante estos últimos meses, tampoco le ha ayudado. 

Eso sí, tal y como declaró su entrenador en una entrevista con El Confidencial, "si tuviera que quedarse con una virtud de Carolina, ésta podría ser la resiliencia -capacidad de superar la adversidad-". "También la competitividad, pero ésta salta a la vista", añadió Fernando Rivas. A justo un mes del comienzo del Mundial, seguro que la número uno del bádminton hará todo lo posible por estar en Yakarta y defender su corona. Veremos si su pie derecho se lo permite.