Progresismo: cómo el socialismo se disfraza de democracia

La propiedad privada, la libertad individual, la autodeterminación, no son ideales pues la idea es que el Estado controle la mayoría de los aspectos de la vida

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Progresismo: cómo el socialismo se disfraza de democracia (eqp)

En Chile lo conocemos como progresismo, en Estados Unidos por ejemplo, lo conocen como “Socialismo Democrático” y es representado con matices por personajes como Hillary Clinton, Barack Obama y Bernie Sanders.

En Chile tenemos tanto al conglomerado izquierdista llamado Frente Amplio, al Partido Comunista y algunas facciones de otros partidos incluyendo el Socialista.

Es esa Teoría que ve al capitalismo y sus grandes innovaciones como enemigo de la sociedad y necesita de un salvador, un mesías llamado Estado para que solucione todas las injusticias que ellos creen que derivan del modelo de libre mercado.

La propiedad privada, la libertad individual, la autodeterminación, no son ideales pues la idea es que el Estado controle la mayoría de los aspectos de la vida. Es válido que vean el mundo de esta manera porque son libres de hacerlo, pero aplicar sus teorías tiene consecuencias indeseadas.

Ahora, ¿Por qué nos importa? Pues resulta que los innegables fracasos históricos del socialismo en el mundo, no son suficientes para mantener a raya a sus adherentes y tenemos casos como Venezuela y Nicaragua donde ya es demasiado tarde. La excusa es que siempre se puede hacer mejor en el propio país de lo que lo hizo el país de al lado.

Es que seguramente nosotros si nos ha de funcionar. Ese estado de negación mental y el desconocimiento de los mitos que lo sustentan, pone en peligro la verdadera democracia y las nuevas generaciones están siempre al borde del caos y la miseria por intentar implementar algo que simplemente no funciona en un mundo donde dan por sentado su libertad.

El famoso socialismo democrático o progresismo vive de mitos y es bueno repasarlos y desmoronarlos de ser posible.

  1. La palabra “democracia” o “progreso” hacen que algo malo se transforme en bueno. Demasiadas veces hemos leído y escuchado a personajes como Camila Vallejo y Karol Cariola del partido comunista diciendo que viven una doctrina renovada y que pertenecen a un movimiento “democrático” porque se somete a los sistemas electorales disponibles y porque se permiten interactuar con el mercado. Progresismo y Comunismo Democrático no son más que adornos para un concepto que no ha cambiado. Adherir una palabra agradable no crea realidad. Puedo decir expropiación democrática, encarcelamiento democrático, redistribución democrática, etc. Eso no vuelve estas acciones democráticas.

 

  1. Un programa de gobierno socialista es igual a un país socialista. Muchos progresistas amantes del socialismo, han identificado ciertos programas gubernamentales de índole socialista en gobiernos liberales (capitalistas) y con ello hacen creer a todo el mundo que dicho país es en realidad socialista aunque no lo sea. Un ejemplo clásico son los países nórdicos que tienen servicio de salud nacionalizado. Esto se presta para que el mundo progresista diga que los países nórdicos son un ejemplo de socialismo exitoso. La verdad es que los países Nórdicos son capitalistas, con altos índices de libertad económica y civil, con altas tasas de emprendimiento, pero que en un aspecto han tomado una opción más socialista que es en el servicio de salud Esto solo significa que la parte en la que tienen altos ingresos, gran calidad de vida y altos índices de libertad, es lo que provee la gran estructura capitalista que tienen y los programas (ya casi todos en la quiebra) de ayuda social como la salud, es la parte socialista. Definitivamente no son países socialistas sino capitalistas y no es correcto vender la idea de que son modelos exitosos de socialismo. En efecto, estos países pudieron darse el equivocado lujo de dilapidar sus fortunas con sistemas ya probadamente fracasados de Socialismo en términos de salud pública entre otros, gracias a que el capitalismo los hizo ricos y es este capitalismo que después de crear fortuna, puede por un tiempo soportar sobre su espalda el peso de cierto socialismo, pero no por siempre, pues el socialismo solo funciona cuando hay riqueza que repartir y cuando esta se acaba, que suele ocurrir pronto, entonces se queda sin insumos para funcionar.

 

 

  1. El sistema de acción y consecuencia debe ser exterminado por el estado. La visión de justicia del progresismo es preocupante. Para quienes militan en esta doctrina, la justicia tiene que ver con la igualdad de resultados programados desde un ente central y no con justa retribución por las decisiones personales. Por eso es que legalizan el robo a través de la tributación a modo de castigo por tener mejores resultados que otros pues la idea es que nadie sufra por la desigualdad. Ciertas reglas básicas de coexistencia, basadas en el modelo Judeocristiano (aunque no se necesita ser creyente para sacar provecho de ellas) son pisoteadas por el socialismo. La envidia es premiada con el robo de la propiedad del prójimo que logró progresar gracias a su esfuerzo personal o el de su familia que tiene el justo derecho de heredar lo suyo. De pronto el no tener éxito financiero me hace acreedor de mi prójimo para lo cual puedo utilizar la fuerza del Estado con el fin de expropiarle para mi propio beneficio, pero si tengo buenos resultados financieros entonces yo me convierto en víctima de expropiación. Las acciones tienen consecuencias y estas nos llevarán siempre hacia la desigualdad que es incluso un derecho humano. La individualidad es un derecho, el vivir bajo mis propios términos sin daños a terceros.

 

  1. El Capitalismo promueve el egoísmo. Interesantemente en estudios hechos en Estados Unidos, la población que adhiere abiertamente al capitalismo es mucho más altruista que la población progresista, pues no ven al estado como la fuente de caridad a través de los impuestos sino que ven como responsabilidad personal preocuparse del bienestar del otro. El progresismo terceriza la caridad y nos vuelve más egoístas y como ahora es el estado el que debe proveer bienestar, no debo yo preocuparme por mi prójimo.

 

No importa cuántos mitos más asuma el progresismo, pero este aunque se disfrace de democracia, siempre será socialismo y este es liberticida.

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