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Transformaciones de la sexualidad, permanencia del sexismo

La palabra de las mujeres, liberada, ha permitido tomar conciencia de la amplitud de la violencia o del acoso que sufren a diario. ¿Cómo explicar esta proliferación de comportamientos sexistas mientras que las prácticas sexuales, por su parte, han evolucionado hacia una mayor igualdad en la pareja a lo largo de las últimas décadas?

por Michel Bozon, febrero de 2018

Las conductas machistas denunciadas en el otoño de 2017 en las investigaciones periodísticas sobre el productor Harvey Weinstein, y posteriormente las revelaciones y movilizaciones de mujeres, principalmente en las redes sociales, que visibilizaron numerosos actos de acoso, agresión y violencia sexuales, invitan a analizar el machismo como un sistema: la existencia de una jerarquía sistemática entre los sexos que permite a uno de ellos imponer su dominación, es decir, la preservación preferencial, e incluso exclusiva, de sus intereses.

El machismo no es un estereotipo o un trastorno presente en algunos hombres y que bastaría con desmontar intelectualmente o curar. Se trata de un sistema cuyas manifestaciones en un terreno de la vida social se refuerzan con desigualdades en otras esferas, lo que les otorga una espantosa coherencia y las vuelve difíciles de quebrar: la desigualdad salarial, la sobrecarga del trabajo doméstico en las mujeres, su mayor precariedad profesional, su débil presencia (...)

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