Que la ONU haya impulsado un Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular no sorprenderá a muchos. La gran novedad es que un número creciente de países estén anunciando que no firmarán el acuerdo: rompió el fuego EE.UU., y han seguido Israel, Australia, Bulgaria, Austria… además del grupo de Visegrado en su totalidad (Hungría, Polonia, República Checa, Eslovaquia).

Las ideas-fuerza del Pacto vienen a ser la inevitabilidad de las migraciones, su carácter benéfico y el reconocimiento implícito de un auténtico derecho a la migración. El recurso mismo a la expresión “migración” (sin especificar ya si es in- o e-) denota una voluntad de naturalizar el fenómeno, equiparándolo a las migraciones de las aves, y escamoteando su unidireccionalidad (del Tercer Mundo al Primero: no conozco a muchos suecos que luchen por establecerse en Pakistán): “La migración es un rasgo definitorio de nuestro mundo globalizado, conectando a las sociedades dentro de y entre las regiones, convirtiéndonos a todos en países de origen, de tránsito y de destino”. Levantar fronteras frente a las migraciones sería tan absurdo como intentar detener el vuelo de las cigüeñas.

Las regularizaciones masivas, que terminan convalidando la entrada ilegal, suponen una situación de quiebra asumida de la legalidad que pone en solfa al Estado de Derecho

Europa se ha visto afectada en las últimas décadas por una avalancha de inmigrantes –que no de refugiados– en su mayor parte irregulares. En muchos países se ha seguido una política de regularizaciones masivas que terminan convalidando la entrada ilegal: se produce así una situación de quiebra asumida de la legalidad que pone en solfa al Estado de Derecho, y que a su vez multiplica el “efecto llamada”.

Este flujo migratorio permanente está modificando de manera perdurable el paisaje demográfico de Europa. En Francia, según la demógrafa Michèle Tribalat, un 8.5% de la población era de origen extranjero en 2014, y un 7.5% de la población era musulmana. Según Pew Research, los musulmanes franceses serán 7 millones en 2030. En España, según el estudio del GEES “El coste de la inmigración extranjera en España”, en 2016, uno de cada seis habitantes, o bien nació en el extranjero (13% de la población) o bien nació en España de progenitores inmigrantes (un 3.5% adicional).

En realidad, hay muchas razones para dudar del “optimismo migratorio” que se ha convertido en ideología oficial de las instituciones transnacionales. Se nos vende la fábula de que “los que vienen aquí son los mejores, los que tienen títulos”. (Por cierto, si eso fuera verdad: ¿Es moral robarle al Tercer Mundo sus mejores profesionales?). Sin embargo, el instituto IFO, con sede en Munich, concluyó que el 80% de los llegados en la gran avalancha “siria” de 2015-16 “no tenían siquiera la formación equivalente a la de un obrero especializado alemán” y que “buen número de ellos son directamente analfabetos”. El socialdemócrata Thilo Sarrazin, autor del bestseller Alemania desaparece, calificó de ridícula la previsión de Merkel según la cual el 55% de los “refugiados” encontraría empleo en cinco años: Sarrazin estima que el 80% de ellos seguirán desempleados entonces (y viviendo, por tanto, del presupuesto público).

Las nuevas oleadas de inmigrantes son consumidores natos de prestaciones sociales sin que apenas contribuyan a la generación de riqueza

Ciertamente, existen inmigrantes cualificados que obtienen empleos bien retribuidos y aportan fiscalmente al Estado más de lo que reciben de él. Pero el inmigrante promedio se encuentra en el supuesto contrario. El estudio “El coste de la inmigración extranjera en España” (Enero 2018) afirma: “Su contribución por adulto en edad laboral a las arcas públicas es muy inferior a la media de los españoles. En términos generales, se benefician mucho más que el promedio de los españoles de la mayoría de las prestaciones del Estado de bienestar, por sus mayores tasas de desempleo y su menor nivel general de renta”. Y concluye: “Las supuestas bondades económicas de la inmigración no son tales. Las nuevas oleadas de inmigrantes son consumidores natos de prestaciones sociales sin que apenas contribuyan a la generación de riqueza”.

Por ejemplo, los extranjeros en España, pese a representar el 13% de la población, aportaron solo el 3% de la recaudación del IRPF en 2014 y 2015. Y consumen, sin embargo, “en torno al 50% de los programas de ayuda contra la pobreza [Ingreso Mínimo de Solidaridad, Renta Básica de Inserción, etc.] ligados a personas menores de 65 años”. En la Comunidad de Madrid, los inmigrantes africanos, que representan el 2.5% de la población, consumen el 34% de las Ayudas Públicas al Alquiler de Vivienda. Los hispanoamericanos, que representan el 11% de la población, consumen el 21% de las Ayudas.

El estudio del GEES muestra que la tasa de paro de los extranjeros residentes en España supera en algo más de un 50% a la de los españoles, y esto tanto en tiempos de depresión como de bonanza. En el momento peor de la crisis –primer trimestre de 2013- la tasa de paro de los españoles alcanzó el 24%, y la de los extranjeros el 38.4%. Llegada la recuperación, la brecha se mantenía: en el primer trimestre de 2017, la de los españoles era de un 17.6%, y la de los extranjeros de un 25%.

En España, el porcentaje de población reclusa extranjera, que llegó a ser de un 35.7% en 2009, ha bajado a un 28.1% en 2017; si consideramos que la población extranjera es un 13%, nos resulta un factor de incidencia muy superior al de la población nativa. De nuevo, la inmigración resulta heterogénea en este aspecto: hay etnias, como los chinos, que delinquen menos que los españoles. Los marroquíes, sin embargo, poseen un porcentaje de población reclusa 4.17 veces superior al de su representación en la población total. En los argelinos, el factor pasa al 7.41. En los nigerianos, al 9.88.

La ley no escrita de la inmigración hasta los años 70 era el imperativo de asimilación: se esperaba del recién llegado que asumiese cuanto antes las costumbres y la lengua de la sociedad de acogida, a la que habitualmente envidiaba y admiraba. Esta dinámica de asimilación funcionó incluso con los primeros inmigrantes extraoccidentales: los trabajadores magrebíes llegados a Francia en los 50 y 60, por ejemplo, a menudo no llamaban a sus hijos Hassan o Fátima, sino Michel o Mireille.

Occidente perdió la autoestima civilizacional: el “pensamiento descolonizador” presenta la historia de la relación de Occidente con las demás culturas como masacre y expolio constantes

Todo cambió a partir de los 70. De un lado, la “inmigración de trabajo” (Gastarbeiter, “trabajadores invitados” que permanecían en Europa unos años para volver después a sus países) dejó paso a la “inmigración de poblamiento” (el Gastarbeiter, en lugar de volver al terruño, se trae ahora a su familia) o, incluso, a la “inmigración de sustitución” (el grand remplacement del que hablan, no sólo los teóricos de la alt right, sino documentos oficiales de Naciones Unidas).

De otro, Occidente perdió la autoestima civilizacional: el “pensamiento descolonizador” –del que fue emblema el Sartre del prólogo a Les damnés de la terre– presenta la historia de la relación de Occidente con las demás culturas como masacre y expolio constantes. El “pensamiento 68” a lo Marcuse o Foucault deconstruye la “falsa libertad”, la “alienación” y la “microfísica del poder” del Occidente aparentemente exitoso de los “Treinta Gloriosos” (1945-75). El relativismo prohíbe juzgar a las demás civilizaciones con nuestros valores (por lo demás “manchados de sangre”, Sartre dixit) y les reconoce su derecho a la diferencia y a la identidad. Estas modas intelectuales coinciden en el tiempo con el Resurgimiento Islámico que vendrá a llenar el hueco dejado por el fracaso del nacionalismo árabe a lo Nasser. Mientras Occidente se flagela cada vez más, el Islam vuelve por sus fueros y, tras a derrotar a una de las dos superpotencias en Afganistán y golpear espectacularmente a la otra en las Torres Gemelas, recupera su sueño milenario de dominio mundial.

Proyectadas a la inmigración, estas tendencias intelectuales significan que Occidente ya no se sentirá con derecho a pedir al huésped no occidental que renuncie a su identidad; el inmigrante (especialmente, el de religión musulmana), por su parte, está cada vez más seguro de la superioridad de su cultura respecto a la de un Occidente al que percibe como moralmente decadente. Del concepto de “asimilación” se pasará al de “integración”, que “exige esfuerzos de acomodación a ambas partes: anfitrión y huésped” (Malika Sorel), y de este al de “inserción”, que queda cumplida tan pronto el inmigrante obtiene papeles y empleo, con independencia de cómo piense y viva. El ideal de la incorporación al “nosotros” nacional fue sustituido por el del calidoscopio multicultural.

Pero el calidoscopio ha fracasado. De Möllenbeck a Luton, de Saint-Denis a Malmoe, proliferan las “no go zones”, los “territorios perdidos de la República” (título de la célebre obra de Georges Bensoussan): islotes de sharia en el corazón del continente (en el caso de Möllenbeck, a dos pasos de las instituciones europeas). Los ingenieros sociales pensaron que la inmigración extraoccidental se disolvería en la masa de la población europea, seducida por la cultura liberal y permisiva de nuestro tiempo. Pero buena parte de los recién llegados se limitan a tomar las ventajas materiales y asistenciales que les ofrece nuestro sistema, sin por eso compartir sus valores fundantes.

Georges Bensoussan ha hablado de un proceso de “desasimilación”. Los jóvenes franco-magrebíes son más religiosos que sus padres y abuelos

“Ninguno de los principios republicanos inscritos en la Constitución [francesa] –afirma la franco-argelina Malika Sorel– encuentra verdadera aprobación a ojos de una parte sustancial de la inmigración del Sur: ni la libertad individual, ni la separación Iglesia-Estado, ni siquiera la igualdad, empezando por la de hombre y mujer”. Y ese divorcio cultural con la sociedad de acogida, en lugar de atenuarse, se acentúa en los extraoccidentales de segunda y tercera generación: por eso Georges Bensoussan ha hablado de un proceso de “desasimilación”. Los jóvenes franco-magrebíes son más religiosos que sus padres y abuelos: el 56% de musulmanes franceses en la franja de edad 18-28 considera “muy importante” su religión, según datos de Michèle Tribalat. La endogamia dentro de la comunidad musulmana francesa se sitúa en un 90%.

Así que es buena noticia que cada vez más gobiernos y partidos políticos –al precio de ser llamados “racistas” y “xenófobos” por los medios- estén cuestionando el dogma de la inevitabilidad y bondad de la inmigración masiva. Sólo queda explicitar el corolario: si no queremos ser invadidos por Africa, es preciso convencer a los europeos de que vuelvan a la vieja costumbre de engendrar hijos. Pues las migraciones responden en gran parte al principio de horror vacui.

Foto: Nathan Dumlao

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Francisco José Contreras
Soy catedrático de Filosofía del Derecho en la Universidad de Sevilla, donde he ejercido la docencia desde 1996. He escrito y/o dirigido diecisiete libros individuales o colectivos, tanto de cuño académico como dirigidos a un público más amplio. Entre ellos: La filosofía de la historia de Johann G. Herder; Kant y la guerra; Nueva izquierda y cristianismo; Liberalismo, catolicismo y ley natural; La filosofía del Derecho en la historia; El sentido de la libertad: Historia y vigencia de la idea de ley natural; ¿Democracia sin religión?: El derecho de los cristianos a influir en la sociedad; La batalla por la familia en Europa; Una defensa del liberalismo conservador. Activo conferenciante, colaboro regularmente, además de en Disidentia, en Actuall y esporádicamente en Libertad Digital, ABC de Sevilla, Diario de Sevilla y otros medios. He recibido el Premio Legaz Lacambra, el Premio Diego de Covarrubias, el Premio Hazte Oír y el Premio Angel Olabarría. Pertenezco al patronato de la Fundación Valores y Sociedad.

19 COMENTARIOS

  1. Está a punto de que Pedro Sánchez firme el pacto mundial por la migración “odernada y reglada” de la ONU, que se hará en una conferencia intergubernamental en la ciudad marroquí de Marrackech.
    Una vez que Pedro Sánchez firme: El artículo 17 de dicho pacto,la critica a oponerse a la inmigración será delito penado con prisión.
    Cualquiera que venga ilegal o legalmente a los países signatarios, podrá quedarse y reclamar todos los derechos, que los nativos y derecho al voto en 5 años.
    Se aproxima el fin de España como nación tal como la hemos conocido. Y no podemos oponernos, ni de palabra. Nadie, ningún medio se ha hecho eco del desastre, que se aproxima.

  2. Vale. OK. Ahora, por favor, que alguien me diga tan solo un ejemplo de país, estado o nación del mundo que no sea creación de la migración de unos seres humanos a lo largo de la historia. Aquí la cuestión no es si es un Derecho o no, porque los que ya no tienen nada que perder y migran por pura voluntad de supervivencia eso les importa un huevo. Lo que hay que determinar es porqué se dan estos movimientos masivos; separar la paja del trigo, ayudar a los países de donde emigra buena parte de su población a desarrollarse y, tan o más importante, perseguir las ya innumerables organizaciones que bajo la falsa bondad se están lucrando haciendo de transportistas de seres humanos sin ningún tipo de escrúpulos. Lo demás, tanto en el sentido de querer firmar resoluciones que son brindis al sol, como intentar tapar el sol con un dedo son ganas de no querer afrontar el problema con serenidad y voluntad de solucionarlo.

  3. Yo pasaré a ser el facha. No solo quiero que se queden en sus países, es que soy de los que piensa que deberíamos hacer una deportación masiva, de tal modo que quede bien claro que “España no es un buen país para emigrar”.
    Del mismo modo eliminar todas las ayudas a personas que no hayan cotizado – al menos – 10 años, y se hayan integrado en la sociedad española, con sus usos, costumbres e IDIOMA. Ya se sabe, eso tan casposo y rancio como defender la identidad cultural de un país, y a sus habitantes.

    Ya tenemos gentuza autóctona aquí, que no cotiza, se dedica a robar, hacer mafia, etc. como para importarla de fuera. Y eso, lo dice alguien que toda su vida ha tenido que vivir en barrios de curritos o directamente marginales de varios puntos de España. Es precioso eso de hablar de multiculturalidad, pero solo me indica que jamás se ha vivido en un barrio similar.

    • El problema de Africa NO ES NUESTRO PROBLEMA. No sé por qué estamos obligados a hacernos cargo del destrozo de la colonización belga, francesa y británica. La política post-colonial de esos países con falsas independencias, donde no les legaron nada. Mantuvieron a esos países en la miseria y la opresión, mientras se llevaban las materias primas. En único país africano nuestro, que nos dieron un pedazo y una isla, que era antes portuguesa Fernando Poo en el su¡iglo XIX. La ONU ordenó la “descolonización”. Guinea Ecuatorial era provincia española, sus habitantes eran ciudadanos españoles. Se preparó un periodo transitorio de autonomía hasta culminar en una independencia pactada. En el momento de su independencia, tenía los mejores indices de sanidad, educación y nivel de vida. Incluso se montó una emisora de televisión, donde sus técnicos y personal creativo vinieron a Las Palmas a formarse. Durante una época teníamos a locutores guineanos haciendo prácticas. Luego vino la independencia y todo de fue al carajo con el primer presidente, un psicópata. Mejor hubieran separado a Fernando Poo (bubis) de Rio Muni (fang). Los bubis eran muy emprendedores y la isla hubiera prosperado. Los fang (mayoría) eran más ay¡trasados. Ahora son inmensamente ricos con el petróleo.

      Adherirse al tratado de la migración, Arabia Saudí y los fundamentalistas islámicos vendrán en tromba a España a “recuperar” el mítico Al Andalus de las tres religiones “coexistiendo”. Algo que es mentira. Si los musulmanes no se hicieron con España totalmente, probablente se debiera a la geografía muy montañosa, que les dificultaba el avance. Pero se hará realidad la sura del corán, de dice:
      Corán 2:191-193: Matadles donde deis con ellos, y expulsadles de donde os hayan expulsado. Tentar es más grave que matar. No combatáis contra ellos junto a la Mezquita Sagrada, a no ser que os ataquen allí. Así que, si combaten contra vosotros, matadles: ésa es la retribución de los infieles. Pero, si cesan, Alá es indulgente, misericordioso. Combatid contra ellos hasta que dejen de induciros a apostatar y se rinda culto a Alá. Si cesan, no haya más hostilidades que contra los impíos.
      De donde se infiere, que tierra, donde haya habido musulmanes, aunque los hayan echado, siegue siendo musulmana y hay que reconquistarla por imperativo religioso. Esto se enseña en las escuelas coránicas. No es casualidad, que el terrorismo musulmán aluda a Al Andalus.
      Pero “chachipirulis” “progreguays” pro musulmanes no saben, que a ojos de un musulmán son IMPIOS. Su destino es que les rebanen el cuello.

      Sencillamente España (ni ningún país europeo, por muy rico que sea, actualmente) tiene capacidad económica, ni de trabajo para dar a todo el que llegue una vivienda, sanidad, educación, etc. El papel aguanta todo lo que le echen. La realidad no. Pedro Sánchez, si va a Marruecos, firmará nuestra setencia de muerte. Alguien debería impedirlo a como dé lugar.

  4. Pues yo sí creo que los seres humanos tenemos derecho a movernos libremente por el mundo, es decir a ser inmigrantes, pero también creo que no existe el derecho a organizar movimientos de población masivos para alterar las poblaciones de los paises de destino, que siempre son los occidentales. Porque en mi opinión la clave es que no estamos hablando de inmigración, estamos hablando de alentar movimientos masivos de seres humanos con una intención no precisamente benéfica. Y por supuesto los Estados nacionales tienen todo el derecho del mundo a regular el ejercicio de ese derecho, decidiendo quién entra, cómo y por donde en su territorio.

  5. No, la inmigración no es un derecho, puede ser un acuerdo, un convenio o hasta un acto de buena voluntad por parte de los Estados que permiten la entrada de inmigrantes con las condiciones y en las condiciones que consideren oportuno, tanto por la propia legislación como por los tratados internacionales o acuerdos firmados con otros países

    ¿Es la emigración un derecho?, Sí, todo el mundo tiene derecho a poder moverse libremente de un lugar a otro, puede ser una emigración dentro del propio país de residencia o una emigración a otro diferente. La libertad de movimiento es innata al ser humano

    Pero entonces si emigrar es un derecho y la inmigración no lo es. Tenemos un problema, mi libertad de emigrar , mi libertad de movimiento queda limitada por las condiciones de acogida que tengan los países o lugares donde considere que va a ser mi destino.

    Declaración Universal de Derechos Humanos

    “Artículo 13.

    1. Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado.
    2. Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país.

    Artículo 29.

    1. Toda persona tiene deberes respecto a la comunidad, puesto que sólo en ella puede desarrollar libre y plenamente su personalidad.
    2. En el ejercicio de sus derechos y en el disfrute de sus libertades, toda persona estará solamente sujeta a las limitaciones establecidas por la ley con el único fin de asegurar el reconocimiento y el respeto de los derechos y libertades de los demás, y de satisfacer las justas exigencias de la moral, del orden público y del bienestar general en una sociedad democrática”.

    Ya está, la propia Declaración Universal lo dice, derecho a libertad de circulación, residencia etc pero con las limitaciones establecidas por la ley y con los deberes respecto a la comunidad donde se va a vivir.

    Qué aquí todo son derechos y los deberes no existen.

    Quieres ejercer tu derecho a la emigración muy bien, pero ten en cuenta las leyes del lugar a donde quieres ir y sobre todo no te olvides de tus deberes.

    Luego podremos hablar de cuestiones de humanidad, apátridas etc

  6. A mi me gusta dejarme de filosofías pedantes pero baratas, y bajar a la realidad de la calle. Todo el mundo antinmigrante propaga que el inmigrante le quita el puesto de trabajo a un español. Efectivamente, veo muchos trabajadores extranjeros en hostelería, construcción, obra pública, asistencia de hogar y asistencia a ancianos en domicilios y en residencias. El problema del español de hoy, es que con 25 años y una carrera universitaria no le apetece ganar 1000 euros al mes duchando a un anciano de 93 años, que además tiene incontinencia fecal y urinaria. Mi asistenta, que es extranjera, limpiando en varias casas, y trabajando como una bestia ocho horas al día, se levanta 2000 euros al mes, pero ojo, en su profesión ni entra en youtube ni en facebook en horas de trabajo, ni se baja a desayunar media hora a la cafetería.

    En un Consejo de Ministros de Italia, hace años, se debatía el tema de inmigración, promoviendo la reducción de extranjeros en el país. Fué una Ministra la que dijo: ” apoyo esa ley si mañana tengo una italiana en mi casa por equis dinero, que es lo que yo le pago a la rumana que cuida a mi madre”.

    • En cierta forma tienes razón, y pude verlo cuando estuve de temporero en la oliva, años ha.
      Sin embargo, que todo tiene sus “peros”, el problema empieza cuando un trabajo ofrece unas condiciones ilegales en muchos casos, draconianas, y esclaviza al trabajador. Ante eso, un español se va a negar, porque vivimos en un estado donde eso se denuncia. Un inmigrante, no.
      Eso, al final, lo único que fomenta es que los “empresaurios” lancen más y más trabajos así, conscientes de que “algún extranjero lo aceptará”. Y mira, no. Si vas a un país, y con tus acciones pasas a favorecer la economía sumergida y mal pagada, ya lo siento por tu situación personal, pero eres parte del problema.
      Todo eso, sin exculpar a los contratadores, ojo.

      • Lo que no tiene sentido es tener legiones de inmigrantes trabajando en la agricultura y pagando paro agrario en Andalucía y Extremadura. La solución es fácil. ¿No tomas el trabajo? Pierdes el subsidio de paro. En vezx de tanto LGBTI, que enseñen no sólo derechos, también deberes. Entre ellos no vivir de los demás.

  7. Firmar ese pacto de la ONU, es firmar el suicidio de España de modo oficial. No me cabe duda, que Pedro Sánchez lo firmará. Aténganse a las consecuencias. La “marcha azul” desde Marruecos se hará oficial.
    De hecho la entrada de africanos son 250 de promedio diario sólo por el estrecho (último dato conocido). Pero Francia e Italia se quiere deshacer de los que no quieren. Por tanto la entrada por Irún y por La Junquera no sabemos lo que entra por ahí.
    Se dice, se comenta que en Francia ya hay planes de contingencia secreta, para que su ejército se haga cargo del inevitable enfrentamiento civil entre los musulmanes y los franceses. Deben haber planes en otros países europeos

  8. Como la sociedad humana es paradójica, resulta que el derecho a libre emigración cuyo equivalente es la abolición de las fronteras, es defendido simultáneamente por los progres buenistas defensores del comunitarismo y los anarcoliberales defensores del ultraindividualismo.
    Por descontado, ni los unos ni los otros son tan necios como para predicar con el ejemplo aplicando sus principios a sus propiedades, empezando por sus casas.

    • Fíjese usted que hasta los equipos rusos de baloncesto tienen un número considerable jugadores de color ( negro). Si Stalin levantara la cabeza…

      Le Pen ( padre) dijo, en su momento, que Zidane, hijo de argelino, no le representaba a él como francés en la conquista de la Copa del Mundo de futbol en1998.

      Hay gente para todo. Sarkozy es hijo de un húngaro exiliado, pero, a fin de cuentas, su piel es blanca, y ligarse a Carla Bruni merece un respeto.

    • Evidentemente una cosa no tiene nada que ver con la otra. De hecho, como Iusnaturalista reconozco el derecho de todo hombre a establecerse allí donde no lesione el derecho de otro hombre sobre su propiedad privada. Y no reconozco a ningún Estado derechos sobre la libertad de las personas. Yo no soy quien para negar a otro ser humano su propio desarrollo vital, ni para prohibir a nadie que acoja en sus propiedades a quien quiera o establezca lazos y acuerdos que les sean propicios siempre y cuando no lesionen mi libertad y propiedad privada. Si Vd se considera más que otro ser humano por haber nacido aquí o allá le digo que está equivocado. Y que la vida es cíclica y no se puede escupir para arriba.

  9. El día que se pueda emigrar a paises islámicos, véase Arabia Saudí, Quatar, Kuwait, EAU.. con la misma facilidad que a España (colandose en patera)..

    Me creeré algo, hasta entonces que las ONU de turno se callen.

  10. Bueno a nadie hoy se le puede escapar hay organizaciones están detrás de todos estos movimientos migratorios, las Naciones Unidas, en un acuerdo no vinculante que casi todos los países miembros de la ONU firmarán en una ceremonia en Marruecos a principios de diciembre, está haciendo de la emigración en un derecho humano.

    El acuerdo de la ONU, por otra parte, señala:Los refugiados y los inmigrantes tienen derecho a los mismos derechos humanos universales y libertades fundamentales, que deben ser respetados, protegidos y satisfechos en todo momento. (Preámbulo, sección 4).

    A ese respeto el criterio seguido para calificar de refugiado es demasiado amplio y laxo, cierto que cuando un país está en guerra se cometen muchos tipos de atrocidades, pero no todas deberían tener sitio en ese concepto y dejarlo exclusivamente para la persona perseguida políticamente por sus ideas y acciones un ejemplo sería Assange, que de ser extraditado a USA podría ser condenado a la pena de muerte.

    Todos los demás son meros inmigrantes, que no “migrantes” bella palabra para distraer la verdad.
    Los USA tienen su problema con la inmigración sur americana, pero son católicos y cristianos, y bien pocos acudirán a los servicios sociales, saben que serían deportados, sin embargo los que nos vienen a Europa, todos que vienen son musulmanes y me atrevería a decir que el 80% vive de las subvenciones y desde luego no tienen el más mínimo interés de trabajar, la inmigración musulmana no aporta nada a la riqueza de una nación que le acoge, si no gasto.

    Ya ni hablemos de integrarse, más bien lo contrarío imponer sus costumbres, un hecho vergonzante la última sentencia de TDHE contra Elisabeth Sabaditsch-Wolff sentencio; el 25/10/2018 que la crítica de Mahoma, el fundador del Islam, constituye una incitación al odio y, por lo tanto, no se encuentra protegida por la libertad de expresión. A ver si ahora sale algún “cómico” que denigre a Mahoma.

    El acuerdo propaga la idea radical de que la emigración –por cualquier motivo– es algo que se tiene que promover, facilitar y proteger. Se espera que casi todos los países miembros de la ONU, excepto Estados Unidos, Austria, Australia, Croacia, Hungría y posiblemente también la República Checa y Polonia, lo firmen.

  11. El Pacto Global sobre Migraciones (Global Compact), que no es vinculante, deberá ser firmado por los representantes de los gobiernos en la Conferencia Intergubernamental organizada por la ONU que tendrá lugar en Marrakech los días 10 y 11 del próximo mes de diciembre. Trump fue el primero en darse de baja, negándose a apoyar un proceso que «podría socavar el derecho soberano de los EEUU a aplicar sus leyes sobre inmigración y asegurar sus fronteras».

    Interesante será verificar que otros países se negarán a firmarlo. Lo sabremos dentro de pocos días.

    • Quién se ha borrado, como sabrá y era previsible USA. Tampoco Hungría, Austria, Australia, Bulgaria, Israel, Polonia, Italia, Suiza y la República Checa.
      Hay uno que se adhirió: Alemania, con sólo la oposición de Alternativa por Alemania, fue aprobado en el legislativo alemán. Parece que la “vaca-burra” no aprende. Pedro Sánchez al parecer ha manifestado que firmará en Marrackech la unión a ese pacto.

      https://www.europapress.es/internacional/noticia-espana-defiende-pacto-mundial-migratorio-espiritu-multilateral-20181112221057.html

      El “progre” de a pie se va a enterar y bastante bien, cuando se le plante sólo en el primer año de vigencia más de un millón de africanos a “gratis total”, que decía el ministro de Felipe González Carlos Solchaga.

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