Tips para cuidar la salud espiritual, por Lic. Liliana D. González

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Somos seres espirituales viviendo una experiencia humana; nuestros cuerpos envejecen, se deterioran y mueren, pero nuestros espíritus son eternos. A pesar de eso, numerosas personas cuidan más sus cuerpos que sus espíritus. Así como nos deshacemos de malos hábitos alimenticios para evitar el colesterol alto, la diabetes y otras enfermedades, con toda diligencia también debemos velar por el cuidado de nuestra salud espiritual.

La Biblia ofrece principios que al ponerlos en práctica nos ayudan a vivir en armonía con los demás y en paz con nosotros mismos. Proverbios 4:23-26, establece: “Cuida tu mente más que nada en el mundo, porque ella es fuente de vida. Evita el decir cosas falsas; apártate de la mentira. Mira siempre adelante, mira siempre de frente. Fíjate bien en dónde pones los pies, y siempre pisarás terreno firme” (DHH).

Aquí Dios provee cuatro consejos para conservar o restablecer la salud espiritual. El primero trata sobre el cuidado de la mente. Los pensamientos determinan los sentimientos. Si con frecuencia meditamos en pensamientos desalentadores podremos llegar a sentir palpitaciones cardiacas, angustia, depresión y un sinnúmero de enfermedades psicológicas. La mente humana es tan creativa que en milésimas de segundo puede reconstruir hechos del pasado que nos causaron daño, crear pavorosas situaciones futuras y convertirnos en víctimas del presente inmediato.

El apóstol Pablo enseñó el principio de sustitución. “Piensen en todo lo que es verdadero, en todo lo que merece respeto, en todo lo que es justo y bueno; piensen en todo lo que se reconoce como una virtud, y en todo lo que es agradable y merece ser alabado” (Fil 4:8 TLA). Esto quiere decir, que para gozar de buena salud espiritual tenemos que oír, leer y meditar continuamente en la Palabra de Dios.

El segundo consejo trata sobre nuestras palabras. Lo que hablamos revela lo que guardamos en el corazón. Las personas que almacenan en su corazón odio y resentimiento se quejan, critican, anda de mal humor y tiene estallidos de ira la mayor parte del tiempo. En efesios 4:29, el apóstol Pablo enseñó: “No digan malas palabras. Al contrario, digan siempre cosas buenas, que ayuden a los demás a crecer espiritualmente, pues eso es muy necesario” (TLA). Para evitar enfermarnos espiritualmente debemos emplear un lenguaje que sea de bendición tanto para nosotros como para quienes nos escuchan. 

El tercer consejo se relaciona con la actitud. Dios quiere que nuestra mirada siempre esté al frente, que vivamos el presente con buena voluntad y esperemos el porvenir con fe y esperanza. Las personas que viven ancladas al pasado, las que no superan sus tragedias y guardan rencor, se enferman espiritualmente, su corazón se endurece como una roca hasta llegar a perder la fe y el apetito por las cosas de Dios. Una buena actitud ante la vida nos permite ver el lado positivo de cada situación y las nuevas oportunidades que Dios ofrece.

En la cuarta exhortación, el Señor nos manda a elegir el camino correcto. Cristo es el camino, y la verdad, y la vida; cuando andamos en Cristo hacemos lo que a Dios le agrada, cumplimos sus mandamientos y obedecemos su ley. 

Lo mejor que podemos hacer es persistir en estos cuatro consejos, porque nuestra salud física está influenciada por nuestra salud espiritual.

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