El 28 de septiembre ha sido el día internacional por nuestros derechos sexuales y reproductivos, día de acción global por la despenalización del aborto. Un derecho que hemos ido consiguiendo las mujeres en nuestro país, después de casi un siglo de lucha, tiempo que hace desde que Federica Montseny (1936) se atrevió a proponer el primer proyecto de ley del aborto en nuestro país.

Compañeras, es un derecho al que no estamos dispuestas a renunciar, hemos de decirlo hoy, como decíamos ayer y diremos mañana, alto y claro. Hemos de manifestarlo siempre, con todas nuestras fuerzas, con las mismas que apoyamos a todas las mujeres del mundo para que lo consigan. Es un derecho inalienable (fundamental) para nosotras.

¡Pero cuidado¡, ya nos lo advertía Simone de Beauvoir: “No olvidéis jamás que bastará una crisis política, económica o religiosa para que los derechos de las mujeres vuelvan a ser cuestionados”.

Y es evidente que estamos en crisis, vivimos en un mundo donde todavía es tabú el placer sexual de las mujeres, pero, nos explotan utilizándonos como objetos de placer ajeno en los prostíbulos. Donde no se puede hablar en las aulas de métodos anticonceptivos y educación sexual, pero, se permite rezar en las puertas de las clínicas donde se practican los abortos e incluso en el pleno del ayuntamiento, se reza contra un derecho adquirido desde 1985.

Queremos más educación sexual y anticonceptiva, exigimos el respeto a la autonomía moral de las mujeres para abortar. El cese del sistema prostitucional y su consecuencia más degradante, la trata. Condenamos los vientres de alquiler, que son, una práctica de explotación reproductiva de las mujeres y mercantilización de seres humanos.

Tras el mito de la libre elección, se esconde un sistema que habla de consentimiento para justificar el acoso sexual, que habla de altruismo para justificar la compra-venta de mujeres y bebés publicitándolo como progreso y avance en derechos, ¿derechos de quiénes?, porque de las mujeres no. Discursos que hablan de la libre elección de las mujeres en prostitución. ¿Libre elección de quiénes? ¿o acaso las mujeres que están presas en estas mafias proxenetas eligen a quien las penetra?

Tan perverso es el frente reaccionario como el posmoderno. El patriarcado se camufla en múltiples discursos, aunque su fin es siempre el mismo, privar de autonomía a las mujeres y borrarnos.

Si el sexo no existe, biológicamente hablando, las mujeres tampoco. De su neolengua han borrado la palabra mujer y la palabra madre. Introduciendo términos como “persona gestante” o “personas que mestruan”. La técnica que siguen es convertir los deseos en derechos y esos derechos en leyes aunque ello implique la explotación reproductiva de mujeres vulnerables.

El divorcio, el aborto, la despenalización de los anticonceptivos son avances que han conseguido las mujeres que nos precedieron, les damos las gracias por ello y les mandamos un mensaje para que no se preocupen, que hemos cogido el testigo.

¡Advertencia! No podréis destruir a las mujeres que nos atrevemos a desafiar al patriarcado. Nos hemos convertido en brujas y será difícil darnos caza.